La idea de Fundación por una Carrera nació el año 2006, el de la revolución pingüina, cuando todo el mundo hablaba sobre educación. En ese contexto, con un grupo de amigos del colegio quisimos hacer nuestro aporte. Y descubrimos que dentro de los miles de problemas que hay en torno a la educación, habia un tema específico que nadie, ninguna fundación, y en ese minuto tampoco el estado, estaban muy preocupados de abordar y era el tema del acceso y el financiamiento a la educación superior.
Así empezamos a juntarnos todos los miércoles a discutir. Cada uno presentaba algún estudio, entrevista, algo que había visto. Y llegamos a la conclusión de que había miles de becas que se perdían todos los años en Chile por desinformación.
El 2008 logramos constituirnos legalmente y estuvimos los siguientes 3 años armando esta gran base de datos de becas. Llamamos universidad por universidad, instituto por instituto, CFT por CFT, municipalidad por municipalidad. Llamamos a todo el mundo para que nos contaran que becas ofrecían, y cuántas se estaban entregando realmente.
El 2011 decidimos ponernos un poco más serios y entré como director ejecutivo a la fundación para tener a alguien trabajando de lunes a viernes y así lograr generar al fin el impacto que buscábamos. Durante ese año empecé trabajando solo en una oficina en Providencia que nos prestaban y un computador que nos conseguimos por ahí. Comencé obviamente con el apoyo de todo el directorio, de todo este grupo que había por detrás y logramos conseguir el primer financiamiento para levantar la página web. Esta base de datos que veníamos desarrollando, se convirtió en un buscador de becas. Eso llevó a que los medios de comunicación empezaran a interesarse en nosotros. Nos empezamos a hacer un poco más conocidos y empezaron a llegar los socios. Eso nos permitió tener un financiamiento para poder pagar sueldos y equipos.
Terminó el 2011 y nos empezamos a dar cuenta que tener toda la información subida a internet no era suficiente. Lo que necesitaban estos jóvenes para realmente acceder a la educación superior era un acompañamiento, una guía un poquito más personalizada, más en terreno. Así fue cómo se nos ocurrió empezar a visitar colegios, hacer charlas y acompañar a los alumnos de cuarto medio todo su proceso e ingreso a la educación superior.
Al año siguiente empezamos a incorporar voluntarios. Fue yo creo, el primer gran impulso que tuvimos como fundación. Al primer año teníamos más de 100 voluntarios que querían ser parte de este proyecto e ir a los colegios. Querían ir a los sectores más vulnerables de Chile a buscar a estos alumnos que de alguna forma tenían una desesperanza aprendida. Y que no estaban ingresando a la educación superior simplemente porque no tenían un referente en sus familias o en sus barrios y nuestros voluntarios se convirtieron en ese ejemplo y orientación.
Y nos dimos cuenta de otra necesidad. Muchos de nuestros alumnos, que estaban ganando las becas que antes se perdían, no estaban del todo seguros de qué carrera estudiar y eso se reflejaba en mucha deserción. Nos dimos cuenta de que parte importantísima del proceso era ayudarlos también en orientación vocacional y en la elección de la carrera.
Creo que la Fundación agrega tanto valor en las personas, en los jóvenes que nosotros asesoramos. Con un trabajo super sencillo se puede lograr un tremendo impacto en la vida, no solamente de ese joven, sino que en la de toda su familia. Y quiero que esos mismos jóvenes sepan que no nos vamos a rendir, vamos a estar siempre trabajando para que nadie en Chile deje de estudiar por problemas de información, motivación o financiamiento. Fundación por una carrera los espera a todos ustedes.